domingo, 5 de julio de 2020

Los intereses creados

Jacinto Benavente

Esta obra es una comedia de títeres en dos actos, tres cuadros y un prólogo, que se representó por primera vez en 1907. 
Con ella el autor quiso revivir el viejo teatro, la farsa que reunía a todas las jerarquías sociales, igualándolas con el mismo rasero. 
Al igual que la comedia del arte italiano, hace pensar y reír, deleita y estremece de ira, y debe tanto a la improvisación como al estudio; farsa dirigida a todos los públicos, pues reúne los pensamientos y sentimientos que exhiben sus personajes.

Es una farsa que se acerca más a lo real, pues reúne más elementos fantásticos, odios, engaños, pasiones, 
venganzas concebidas con la idea maquiavélica de alcanzar posiciones elevadas, pues “es más importante crear intereses que afectos”. 

La historia que se cuenta es la de dos truhanes: Leandro y Crispín, quienes se presentan ante la hostería principal de una ciudad imaginaria del siglo XVII, muy bien disfrazados, uno de amo rico y el otro de criado. Intencionalmente se proponen hacer uso del ingenio y de la desvergüenza, pues “sin ellos nada vale el ingenio”; con esto pretenden aliviar su carencia de dinero y vivir a costa de los tontos de la sociedad. 

Cerca a la puerta del mesón gritan, tratan con arrogancia al hostelero, y obtienen obteniendo de él cuanto desean: alojamiento y alimentación; utilizando un lenguaje confuso y ambiguo, le hacen pensar que ellos pertenecen a la más distinguida nobleza y brindan su ayuda a un poeta y a un capitán.

Con los modos más impositivos y misteriosos consiguen que Leandro enamore a la hija del opulento señor Polichinela, a quien conoce en una fiesta nocturna.



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